El Faro de la Creu en Mallorca, diseñado originalmente por Emili Pou, fue aprobado como faro de sexto orden en 1862 y posteriormente inaugurado el 15 de septiembre de 1864. Desde su concepción, este faro presentó dificultades debido a la existencia de un "bufador", una gran oquedad en la roca conectada con el mar. Durante los fuertes temporales de NW, se generaba una furiosa corriente de agua que se elevaba más de 30 metros y se desplomaba sobre el faro. Ya en 1865, se observaron temblores intensos en el edificio como resultado de los temporales y las grandes olas, lo que llevó al torrero a considerar peligrosa su estancia en el edificio y trasladar a su familia a una construcción cercana.
En 1923, se abandonó la residencia habitual del edificio circular y se habilitó como vivienda la antigua construcción provisional utilizada por los obreros durante la construcción del faro. Posteriormente, en 1928, se proyectó una nueva torre en un enclave cercano pero más elevado y alejado del bufador, al mismo tiempo que se construyó un nuevo edificio de viviendas definitivo. Sin embargo, este nuevo faro no entró en servicio hasta el 30 de mayo de 1944.
El Faro de la Creu, junto con el de Cap Gros, se convirtieron en los primeros faros electrificados de todo el Archipiélago Balear en enero de 1918. No obstante, al principio, la línea eléctrica presentaba defectos y casi todas las noches se debía utilizar el sistema de alumbrado de emergencia, que consistía en una lámpara Maris de una mecha alimentada con petróleo.
Actualmente, el Faro de la Creu tiene un alcance luminoso de 10 millas náuticas y se encuentra a una altura de 35 metros sobre el nivel del mar. Su apariencia luminosa se caracteriza por destellos aislados cada 2.5 segundos. Durante el día, destaca por su torre troncocónica con bandas blancas y negras, que alcanza una altura de 13 metros. El Faro de la Creu es una importante guía para la navegación en la zona y ha sido testigo de muchos cambios a lo largo de su historia para mejorar su función y seguridad.